• Home
  • Fanfics
    • Bailes de pasión
    • Minifics Descargables
    • Fics terminados descargables
  • Novelas
    • Detrás del antifaz
    • Sencillamente Perfecta
    • La última promesa
    • Memorias marchitas
  • Reseñas
  • Contacto

Annabella Giovannetti




Bailes de pasión.
Capítulo I. El bailarín perfecto.

El viejo volante que sostenía entre mis dedos estaba arrugado y las letras comenzaban a desdibujarse gracias a los dobleces a los que le había sometido los últimos días. Mis ojos no podían apartarse de él y me era prácticamente imposible mirar el trozo de papel sin imaginarme bailando en una gran pista en Chicago siendo aclamada por los jueces del concurso que anunciaba el volante.

Desde siempre había sido excelente en mis clases de baile, desde niña me gusta sentir la música, saborearla y tocarla con mis dedos cuando bailo; es como sentirme libre. El baile significa todo para mí y el hecho de tener la oportunidad de ganar una beca para la mejor academia de baile del  universo me llena de una felicidad infinita.

Con un sonoro suspiro me levanté de la cama y comencé a prepararme para otro largo y aburrido día de escuela, el tiempo para encontrar el bailarín perfecto se me estaba acabando y yo estaba a punto de volverme loca de la desesperación. De verdad no podía dejar pasar esa oportunidad cuando esa academia de baile se distinguía por no otorgar becas más que una vez al año estudiantil y solo para alumnos de nuevo ingreso.

—¿Estás bien? —preguntó mi madre cuando me aparecí en la cocina—. Te veo un poco preocupada.

Volví a suspirar y negué con la cabeza mientras cogía un tazón para prepararme un cereal antes de ir a la escuela.

—No he logrado encontrar al bailarín perfecto —confesé.

Mi madre detuvo su trasteo en la cocina y me miró detenidamente por un largo tiempo, sopesando el significado de mis palabras.

—La convocatoria para presentar los vídeos termina en dos días —dijo casi chillando.
—Estoy al tanto —murmuré, más desilusionada que enojada—. Me he pasado las últimas semanas haciendo entrevistas a todos los chicos que se inscribieron pero todos parecían tener dos pies izquierdos y ni en un millón de años lograría que bailaran bien para un vídeo y mucho menos para una presentación en vivo.

Vi a René negar con la cabeza mientras regresaba a su trasteo para prepararle el desayuno a mi padre.

—Charlie es un buen bailarín —apuntó.

Solté una risita baja a la par que me sentaba en el comedor de la cocina.

—Tú y yo sabemos que mi padre tiene la gracia de un mono a la hora de bailar.
—Oye, los monos son lindos —gruñó mi padre entrando a la cocina.

Moví la cabeza de un lado al otro mientras sonreía. Presentarme al concurso con mi padre se me había cruzado una vez por la cabeza sólo porque Alice lo había mencionado, pero lo cierto era que mi padre no podía bailar nada que no fuera el vals que bailó junto a mi madre el día de su boda, sin saber cómo ella le había enseñado los pasos básicos de un vals y había logrado hacer que los aprendiera tan bien que incluso diecisiete años más tarde mi padre podía repetirlos sin problema, pero ¿pedirle que bailara otra cosa? Simplemente era una pérdida de tiempo.

Vi cómo mi padre se acervaba a mi madre y depositaba un casto beso en sus labios y luego otro más en la frente, algo que hacía todos los días sin excepción. Sonreí ante la escena. Cualquiera podría decir que encontrar un hombre amoroso y trabajador era mi sueño después de haberme realizado como mujer, pero la verdad cuando intentaba imaginarme en un futuro siempre me veía a mí misma sobre una pista de baile desbordando el alma y las fuerzas hasta caer rendida. Nunca en mi futuro había sido capaz de imaginarme al lado de un hombre y con hijos, ese sueño era para otro tipo de chicas, a mí no me inmutaba en lo más mínimo quedarme soltera el resto de mi vida mientras pudiera bailar y ser aplaudida por el público por el resto de mis años futuros.

{…}

Más tarde ese mismo día me encontraba con Alice en el pórtico de su casa mientras tomábamos chocolate caliente que su madre había preparado

—Tengo que conseguir a alguien para el concurso y tiene que ser pronto, no puedo dejar pasar esta oportunidad —murmuré, perdiendo mi mirada en la vasta extensión de terreno que tenía frente a mí.

La casa de mi mejor amiga estaba construida en una especie de claro y la rodeaba una vasta vegetación local. Me encantaba ir a su casa y perderme observando el bosque, aunque nunca entrara en él porque soy pésima orientándome a mí misma.

—La misión bailarín perfecto está fracasando —agregué desanimada.
—Te diría que se lo pidas a Jazie, pero no estará disponible. Además odia bailar —suspiró antes de tomar un pequeño trago de su bebida.

Suspiré. Su novio era un excelente bailarín, sin embargo al ser un estudiante extranjero con el próximo vencimiento de su licencia estudiantil y un estúpido que había perdido sus papeles, tendría que pasar una larga temporada en México antes de volver a Forks.

—¡Tengo una idea! —chilló mi amiga.

Alice se puso de pie con un movimiento increíblemente ágil, posible únicamente para una persona tan pequeña como ella. Salió corriendo dentro de la casa y regresó minutos después con libreta y bolígrafo en mano.

—No tengo cabeza para explicarte mates, Alice —refunfuñé.
—No seas tonta, Bellita —canturreó, regresando a su lugar a mi lado—. Haremos una lista de chicos que no se presentaron a las audiciones que hicimos pero que podrían ser buenos bailarines.

Me mordí el labio y miré la hoja en blanco.

Seth Clearwater

Asentí. El chico era dos años menor que nosotras pero lo había estado observando días atrás en su clase de gimnasia. Su profesor solía obligarlos a ejercitarse fuera del gimnasio siempre que fuera posible y justo tres días atrás habíamos coincidido y había tenido la oportunidad de darme cuenta de lo ligeros que eran sus pies.

Mike Newton.

—Haría cualquier cosa por ti —explicó—. Incluso aprender a bailar.

Me encogí de hombros. Newton no era precisamente lo que tenía en mente.

Jacob Black.

Mi mejor amigo después de Alice. Jake también haría cualquier cosa por mí y estaba segura que ir a bailar con él sería lo mejor que me podría pasar en ese concurso, después de haber ganado la beca, por supuesto.

—Creo que luego de haber observado a toda la escuela y los participantes que se presentaron a nuestras audiciones, estos serían tus clientes potenciales —dijo Alice arrancando la hoja de su libreta.
—Iré a visitarlos —murmuré, arrebatándole la lista de los dedos y poniendo mi taza de chocolate en el suelo.

Me puse de pie de un salto y comencé a bajar los escalones de la entrada de su casa.

—No olvides que la inauguración de la tienda es a las ocho en punto —gritó Alice detrás de mí.

La fiesta de inauguración, ¿cómo podría olvidarla? Mi madre tenía meses vuelta loca con la idea. Mamá y Esme, madre de Alice, habían decidido asociarse para crear su propia compañía de jabones caseros y aromáticos, agua de lavanda y cuanto producto más saliera de su mente y que sirviera para relajarte y oliera bien. Ese día a las ocho de la noche sería la inauguración de la tienda de nuestras madres y obviamente estábamos invitadas, como todo Forks.

—Apuntado —grité, rodeando mi auto para subirme a él—. Gracias por el chocolate, felicita a Esme de mi parte.

Cerré la puerta detrás de mí y encendí mi vieja camioneta, tenía apenas cuatro horas para convencer a alguno de los chicos en mi lista y regresar para alistarme a la fiesta.

{…}

—¡Vamos, Jake, es sólo para el concurso! —supliqué, juntando mis manos en forma de plegaria.

Estaba en el garaje de Jacob luego de haber visitado a las otras dos personas de mi lista y haber fracasado terriblemente. Jacob era mi única esperanza y no planeaba irme de ahí hasta conseguir que él me acompañara al concurso, iba a utilizar hasta la última artimaña que Alice había empleado conmigo en el pasado para convencerlo.

—Ya te lo dije: no bailo —contestó, pasando una mano desesperado por sus cabellos y tirando disimuladamente de ellos—. Tengo dos pies izquierdos y lo único que haría es dejarte en ridículo frente a esos jueces.

Bufé.

—Eso es imposible, Jake. Vamos, te enseñaré las coreografías y sólo necesitarás memorizarlas, no es tan complicado.
—Eso lo dice una persona que practicó baile tan pronto aprendió a caminar. —ironizó.
—Justo por eso lo digo, durante mi vida he visto a montones de personas que juraban que no podían bailar, sorprenderse a sí mismos —mentí—. Así que, mueve tu trasero de ese sofá y muéstrame lo que puedes hacer.

Jacob suspiró exasperado, una cosa que llegaba a ser útil en él es que se exasperaba demasiado pronto, por lo que convencerlo de algo era relativamente sencillo si presionabas el tiempo justo.

Tomé la mano de Jake y la coloqué en mi cintura mientras que la otra la enlazaba con la mía y yo a su vez dejaba descansar mi mano derecha en su hombro. Imaginé cómo nos veríamos así a ojos de los demás y sonreía al darme cuenta que mi amigo tenía buen porte y que seguramente hacíamos una pareja fantástica.

Comencé a moverme al ritmo de un vals imaginario y tranquilo, o bueno, intenté moverme ya que Jacob tenía los pies pegados al piso y moverlo a él era como pedirle a las montañas que se movieran.

—¿Tienes enredaderas en los pies? —pregunté irónica—. ¡Muévete, Black!
—No quiero lastimarte —contestó con una mueca de dolor.
—Solo es baile, ¿cómo podrías lastimarme? —inquirí divertida—. Solo muévete, ¿quieres?

Mi amigo suspiró resignado y comenzó a mover sus pies lentamente al ritmo de mis pasos, al principio lo hizo torpemente pero luego de algunos momentos logró coger el ritmo y seguirme sin problema alguno. Sonreí internamente, al parecer la misión bailarín perfecto había terminado y rendido los frutos esperados.

Levanté la vista con una sonrisa posada en mi rostro, pero cuando vi la mueca de dolor que predominaba en la cara de mi amigo, mi sonrisa casi decayó.

—¿Quién te está metiendo una estaca por el culo? —bromeé—. Quita esa cara de…

Ni si quiera logré terminar la frase cuando chillé de dolor gracias a un fuerte pisotón que Jake me dio.

—Lo siento, lo siento —murmuró, alejándose de mí como si mi toque le produjera asco.
—Estoy bien, Jacob, no fue nada —mentí—. Vamos, intentémoslo de nuevo.
—¿Estás loca? Esta vez sólo fue un pisotón pero no sabemos qué pueda venir después. Lo siento Bella pero yo no puedo ser tu pareja.

Observé a mi amigo un largo tiempo mientras sentía las lágrimas formarse en mis ojos y el nudo aparecer en mi garganta. El tiempo se estaba escurriendo entre mis dedos como agua y no podía hacer nada para detenerlo, iba a perder esta oportunidad.

—Le he preguntado a todo el pueblo, Jacob —sollocé—. Nadie quiere o puede ser mi pareja para este concurso y estoy a punto de volverme loca, la recepción de los vídeos cierra en dos días y yo necesito encontrar una pareja.

Mi amigo suspiró una vez más y se acercó a abrazarme. Estaba llorando de verdad, el mejor que nadie sabía lo que el baile significaba para mí y la importancia de este concurso para mi futuro.

—¿Ya le preguntaste a Cullen? —sugirió.
—¿Alice? —pregunté, apartándome lo suficiente de su abrazo para poder verle la cara—. No puedo llevarla a menos que la vista de hombre y aun así creo que no me dejarían participar.

Jacob bufó.

—Me refería a su hermano.
—¿Edward Cullen? —me reí—. Jamás en la vida se lo preguntaría a ese idiota, sabes perfectamente que lo detesto.

Mi amigo se encogió de hombros y terminó el abrazo.

—Tienes razón, pésima idea. Terminarías matándolo si pone un solo dedo sobre ti.

Me reí.

—No soy como las putitas que acostumbra frecuentar —dije, negando con la cabeza.
—Bueno, entonces tendrás que buscar tu bailarín estrella fuera de Forks.

Mordí mi labio mientras pensaba cómo iba a conseguir un bailarín estrella en los próximos dos días y que me diera tiempo de enseñarle la coreografía del vídeo y mandarlo al concurso. Dios, estaba jugándome la vida con este concurso y nada parecía estar a mi favor.

—Moriré si no consigo alguien dentro de dos días —me quejé, dejándome caer en el sofá donde antes había estado Jake.


¿Qué pasa cuando bailar se convierte en lo más importante en tu vida? Isabella Swan está volviéndose loca porque no consigue una pareja para el concurso más importante en su vida y, justo cuando está por vencerse y abandonar su sueño, la persona que menos esperaba la sorprende con sus pasos de baile: Edward Cullen, hermano de su mejor amiga y un egocéntrico al que ella odia más que nadie. ¿El baile justo, dos cuerpos sudorosos y la música como aliada lograrán que este par deje de odiarse a muerte? ¿El derroche de pasión entre ambos logrará que el amor se despierte?

Y quí estoy de vuelta con la reedición de este Fanfic que tanto estuvieron preguntando durante estos años. ¡Aquí está! Con nuevas escenas, mejor planteado y con una calidad superior al primer borrador que leyeron hace unos cuantos años... ¿tenías curiosidad de saber qué pasaba con estos dos? ¡Esta es tu oportunidad!
  • Older posts →
  • ← Newer Posts

About Me




¡Hola! Mi nombre es Anna y soy una estudiante de mercadotecnia a la que le encanta escribir. Me encanta leer, sobre todo fantasía, pero escribo mayormente romance y drama.


Etiquetas
  • BDP
  • MM

Instagram

Popular Posts

  • Primera entrada
    Bienvenidos sean todos a mi nuevo espacio. En este blog me dedicaré más que nada a escribir y a publicar mis pequeñas novelas e historias qu...
  • Memorias marchitas.
    Lo veo tendido en la cama del hospital, parece agitado como si algo le preocupara. Sostengo su mano y le doy un ligero apretón para tranqui...
  • Bailes de pasión. Sinopsis.
    ¿Qué pasa cuando bailar se convierte en lo más importante en tu vida? Isabella Swan está volviéndose loca porque no consigue una pareja ...
  • Bailes de pasión. Capítulo I.
    Bailes de pasión. Capítulo I. El bailarín perfecto. El viejo volante que sostenía entre mis dedos estaba arrugado y las letra...

Blog Archive

  • ▼  2015 (4)
    • ▼  octubre (2)
      • Bailes de pasión. Capítulo I.
      • Bailes de pasión. Sinopsis.
    • ►  julio (2)

Annabella Giovannetti

Con la tecnología de Blogger.
Created by ThemeXpose. All Rights Reserved.